Lo que debía ser una tarde de ilusión previa a la Navidad terminó convirtiéndose en una pesadilla sin tan siquiera estar dormido para el Liverpool. El Chelsea, con una autoridad abrumadora, firmó una goleada 9-1 en Anfield en un partido que fue un monólogo blue desde el primer minuto hasta el último. Dominio, precisión, intensidad y una contundencia demoledora transformaron el encuentro en un auténtico relato de terror navideño para las locales.
El Chelsea salió al césped con la clara intención de imponer su ley desde el inicio. A los diez minutos, el primer aviso serio llegó en forma de gol… aunque anulado. Charles remató de cabeza un saque de esquina que terminó en la red, pero la acción fue invalidada por fuera de juego. Aquello no frenó a las visitantes; fue simplemente el prólogo.
Las Blues presionaban alto, ahogaban la salida del Liverpool y encontraban profundidad constantemente. En una jugada perfectamente elaborada, la defensa encontró a Kaneryd en profundidad. La sueca ganó la espalda de la zaga y Charles, con un toque sutil al primer contacto, puso el balón en el corazón del área para que Sam Kerr, con su pierna derecha, ajustara el disparo al palo derecho. El Chelsea abría el marcador y también la herida.
Posesión, control y un Liverpool acorralado
El dominio londinense fue absoluto. El Chelsea manejaba el balón con paciencia, moviéndolo de lado a lado y obligando al Liverpool a correr detrás de sombras. Aunque las locales lograron en ciertos momentos dificultar la salida de pelota blue, el escenario del partido no cambiaba: casi todo se jugaba en campo Big Red.
La presión no cesaba y, apenas cuatro minutos después, llegó el tercer golpe. Nusken recorrió la banda con potencia y decisión, y tras ganar metros cedió el balón atrás para Kaptein, que desde unos centímetros más allá de la frontal del área sacó un disparo seco con la pierna derecha. El balón superó a la guardameta y terminó de hundir a un Liverpool cada vez más superado.
Un intento de reacción que duró muy poco
Cerca del minuto 30, el Liverpool logró algo que hasta entonces parecía imposible: un tramo largo de posesión. Durante un par de minutos encadenaron pases y respiraron. Sin embargo, el Chelsea recuperó el balón con facilidad y volvió a dictar el ritmo.
Y cuando el partido parecía ya sentenciado, llegó el cuarto. Beever-Jones, en un contragolpe perfectamente ejecutado, se plantó ante la portera y la superó con una delicada picadita. Elegancia y crueldad en una misma acción.
La única ocasión realmente clara del Liverpool en la primera parte llegó con Whodam, cuyo disparo se envenenó y parecía dirigirse a la escuadra. Pero Peng, con una intervención de enorme mérito, blocó el balón de primeras y evitó el gol local.
El Chelsea cerró la primera mitad como la había empezado: atacando. Dos saques de esquina y varias aproximaciones dejaron claro que la pesadilla estaba lejos de terminar.
Un segundo tiempo que comenzó con ilusión… y terminó en terror
El Liverpool salió del vestuario con orgullo y avisó rápido. 42 segundos tardaron en generar peligro. Fe Ceri Holland cabeceó tras un pase casi milimétrico de Olsson, pero el balón se marchó por la parte derecha de la portería.
Ese destello fue efímero. El Chelsea volvió a adueñarse del balón, aunque esta vez con más errores en el pase que en la primera mitad. Eso permitió a las locales tener algo más de posesión, pero sin profundidad ni peligro real.
La primera gran acción blue del segundo tiempo fue un córner lanzado por Nusken y cabeceado por Kaneryd, que terminó anulado por falta sobre Kirby. Pero lo que vino después fue definitivo.
Kaneryd y el golpe psicológico final
Apenas pasó un minuto cuando Kaneryd firmó uno de los goles de la noche. Desde la frontal del área, sacó un auténtico zambombazo que se coló por la escuadra. Un golazo que terminó de romper el partido y la moral del Liverpool.
A partir de ahí, las locales perdieron la garra con la que habían salido del vestuario. Dejaron espacios, recurrieron a balones largos imprecisos y comenzaron a sufrir cada transición. Aun así, Evans tuvo una ocasión de cabeza, pero el remate salió flojo y sin peligro.
Ese pequeño momento de desconexión del Chelsea permitió al Liverpool generar algo de momentum, pero fue breve. Las Blues volvieron a conectarse y a rondar el área rival con peligro constante.
Un gol del honor que solo despertó más furia azul
En el minuto 72, el Liverpool encontró el gol del honor. Clark cabeceó un saque de esquina en el área pequeña y logró batir a Peng. Pero la reacción del Chelsea fue inmediata y demoledora.
En la jugada posterior, Hamano protagonizó una potente carrera y cedió el balón atrás para que la sueca, completamente sola, rematara desde la frontal del área pequeña y marcara el sexto.
Un minuto después llegó el séptimo. Centro desde la izquierda y Nusken, de cabeza, volvió a castigar a una defensa rota.
El octavo fue el hat-trick de Kaneryd, llegando desde atrás y empujando el balón casi a placer, simbolizando la superioridad total del Chelsea.
La fiesta no estaba completa sin la capitana. Millie Bright se sumó al festival goleador llegando a la frontal del área, combinando rápidamente con Hamano y definiendo con su pierna derecha. Un gol que cerró una goleada histórica en un partido completamente pintado de azul.
Navidad feliz para el Chelsea, pesadilla eterna para el Liverpool
El Chelsea firmó una de sus actuaciones más dominantes de la temporada: posesión, intensidad, contundencia y un despliegue ofensivo imparable. Para el Liverpool, fue una noche de terror absoluto, una pesadilla antes de Navidad que quedará marcada en la memoria. Con este reltado el Chelsea pasa abrumando a las semifinales de Copa de la Liga donde se enfrentaran a Tottenahm Hostpur, Arseanl o West Ham, que ha dado la sorpresa ganando al Macnhester City.
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